Cqueer border

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Cqueer es un broadcast sobre el cuerpo, sus políticas y economías

Apuntes sobre teoría queer

Tras la afirmación de Monique Wittig “las lesbianas no son mujeres”, la feminista francesa establece una distinción sustancial entre el código heterosexual y el homosexual en cuanto al uso de los términos nominativos. Para Wittig la mente hetero –el conglomerado de posturas ideológicas y científicas que dictaminan el ser y el hacer de los cuerpos- constituye una relación dominante en lo político, social, económico, biológico y sexual que sólo puede modificarse por la transformación política de los conceptos y los nombres que, mediante la dicotomía hombre/mujer, constituyen el sistema heterosexual de pensamiento.
Judith Butler, hacia los años noventa, redefinirá la relación sexo/género como una relación performativa. Sin embargo, fue desde los años sesenta cuando comenzó a utilizarse el término camp para referir a la “teatralización hiperbólica de la feminidad”.[1] En 1964 la teórica nortemericana Susan Sontag daría una nueva connotación al término para dirigirlo hacia el gusto por lo antinatural, lo artificioso y exagerado[2].
Con la aparición de How to do things with words en 1962, Austin plantea, mediante la teoría de los actos de habla, la diferencia entre los actos constatativos (aquellos enunciados que describen la realidad) y los actos performativos (aquellos enunciados que producen la realidad que describen). A partir de esta división, Austin concluye que al emitir un enunciado se realiza al mismo tiempo acciones o “cosas” por medio de las palabras pronunciadas.
De ahí que el concepto de performatividad en teóricas como Butler y Teresa de Lauretis, no pude ser entendido sin los trabajos sobre performatividad lingüística formulados por Austin y replanteados posteriormente por Jaques Derrida. A partir de la teoría de los actos de habla, la performatividad del lenguaje es visa como un dispositivo de poder social y político. La identidad de género, entonces, no será tomada en cuenta como algo inherente a los seres humanos sino como “el efecto preformativo de una invocación de una serie de convenciones de feminidad y masculinidad”.[3]
Los Diaspora studies conceptualizan, a finales del siglo XX, la dispersión de poblaciones y culturas a través de diferentes espacios geográficos, poniendo especial atención en los fenómenos de migración, desplazamiento, identidad, comunidad, movimientos globales y memoria. El proceso de conformación de este último aspecto cobró relevancia en los estudios de la Diáspora y el feminismo, trabajando interdisciplinariamente con los estudios sobre el trasnacionalismo, la globalización, los estudios poscoloniales y el seguimiento de las teorías queer. La Diáspora teoriza el espacio discursivo y semiótico introduciendo los siguientes temas estudiados por las academias: “identification and affiliation, homing desire, and homeland nostalgia, exile and displacement, the reinvention of cultural traditions, and the construction of hybrid identities”[4]. Por otra parte, la Diáspora se cimienta en la especificidad histórica y cultural heterogénea y diferenciada por condiciones de género, clase, orientación sexual, diferencias generacionales, experiencias históricas y condiciones geográficas.
[1] Esta teatralización hiperbólica encuentra un perfecto objeto de estudio en las manifestaciones de las drag queens y los drag kings, que satirizan el comportamiento de género anteponiendo un fin político, a diferencia del kitsch.
[2] “Estéticas camp: performances pop y subculturas ‘butch-fem’. ¿Repetición y trasgresión de géneros?” En http://www.sindominio.net/karakola/retoricas/camp.htm
[3] Ibid.
[4] Hua, Anh. “Diaspora and cultural memory”, en Diaspora, memory, and identity: a search for home. Edited by Vijay Agnew, University of Toronto Press, Toronto, 2005, pp. 191-208.

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my queer writing

Me estaba acordando de la noche en que perdí la cabeza… era el sueño de Salome o alguna historia parecida, el beso no había aparecido pero la cabeza estaba lista, en su respectiva bandeja. Las togas griegas le recordaron el día en que el salón de pilares se había desmembrado en las partes que ahora la componen. Se retuercen los pensamientos como los trazos que las columnas debieron tener… ¡desmembrada!… el grito siempre te había parecido la peor parte de la escena… Algo más había cambiado, ya no sabías como esconder y alargar las palabras… habías perdido la noción del tiempo… quizás la marihuana y algunas designer drugs ayudaban al proceso… Las palabras aparecían como ideas claras, como pensamientos directos que impedían el paso oportuno de las mentiras. El día 1 utilizabas las prótesis rojas, decían que era la mejor manera de centrarse en el brillo de tus ojos… ese brillo que a veces resultaba molesto por inoportuno y, creado, en realidad, por tu very frequent habit: mota y toques pequeños de disparadores de la frecuencia y nivel del “viaje” que necesitaras en el momento. A veces, con un período de risa, de nervios o de falta de control sobre la situación, aparecía la endorfina y hacía su trabajo en tu cuerpo… el brillo en tus ojos era diferente, siempre enamorad@: la droga permanecía en tu cuerpo y te gustaba jugar a reactivarla, como los dispositivos y las prótesis que habías comenzado a utilizar y que siempre se veían a través de tus ojos. Con un terrible choque de whisky en mi paladar sentía el hueco de tu presencia entre el abrazo de la mañana y la sesión de café interminable… después, el trabajo. Esa mañana habías utilizado una de tus prótesis favoritas: sentías pasar las distancias, sentías las texturas de la tela que cuelgas entre tus territorios… cuello, piernas, cadera, manos, manos, cuello, manos, nuca, pecho… Pezón de incienso, pezón guanábana, pezón de chicozapote, pezón de fresa, pezón de herida, pezón que se deshace en mi lengua, tercer pezón que horroriza… lo sustituyes por un abrazo… te arrepientes y me recuerdas el alto de los semáforos…. Para el día 4 habías elegido la prótesis morada, sin las gotas amarillas que se desparramaban como el gliter de la prótesis rosa (quizá tu favorita). El morado escondía cada minuto que pasaba observando… sabía el tejido de tus manos y me gustaba el dibujo de tu cuello. A veces veía el momento en que la cabeza se quebraba en mil partes, estabas en otros lugares y podía ver de cerca tus fragmentos… Aprecio tu lejanía porque me permite hacer un zoom en partes: rodillas, cuello, manos, cuello, manos, muslos, espalda, cuello, manos… me interrumpes…. No me mires… me interrumpes…. cabello, nuca, omóplatos, tus manos tejiendo tus oídos, cabello, cadera, cuello, pecho… ahí me detengo… no debería hacerlo… me sacaron de tu escote… regreso a tus piernas… las frotas… no sé si de frío o sólo por una manía inconsciente que podrías explicar si te dieras cuenta… lo evitas… su mano en tu pierna me detiene… avanzo… me escondo… cuello, manos, oídos… tus ojos… me retracto… regreso… me voy… cuello, manos, pecho… no me atrevo… tu cuello… tus manos.. has puesto tus manos en el cuello… respiras… te dejas aliviar… La prótesis roja (la que usas en el día 1) también te permite arriesgarte, se complementa con una de tus prótesis favoritas, porque también te permite el movimiento… te apoyas en ella desde el día en que te descubriste inválida… te falta ese punto en el que la gente se apoya… desmembrada… no te atreves…desmembrada… has descubierto que la pérdida inició hace mucho y la prótesis te ayudó sólo para simular el comportamiento… aún no te puedes mover… no te atreves… cuello, manos, espalda, cabello… mírame… quizás no te has dado cuenta… inválida… aún con la prótesis, intento utilizar otras: pruebo con todas, las utilizo al mismo tiempo: con glitter, de metal frío, algunas amables, algunas plásticas y claramente artificiales… simulaciones… alargadas, curvas, prótesis enormes … quizá demasiado… simulaciones, cabello, nuca, piernas… me detengo… no entiendo… por un segundo, toco las prótesis, las vuelvo a utilizar, sigo inválida… desmembrada… intentas con la prótesis rosa, la ajustas, te acercas de apoco … cambio la prótesis, cambio su función… doy un paso… me detengo, la prótesis se ha movido… la toco ¿te gusta?... me detengo… tu duda me asusta… me detiene… (… …) dos pasos… piernas, cadera, nuca, cabello, pecho, lo intento, juego, pero esta vez deseo que me mires… un paso más… me atrevo y la adrenalina dispara las designer drugs, sigo en ese paso, no me has visto, lo alargo, intento hacer que te des cuenta, no puedo… retrocedo… soy inválida… desmembrada… tocaré la prótesis e intentaré que esta vez, sea un poco menos dolorosa.

Hiperidentidad, cuerpos múltiples, queers...

"No me den sus dogmas y sus leyes. No me den sus banales dioses. Lo que quiero es contar con las tres culturas -la blanca, la mexicana, la india. Quiero la libertad de poder tallar y cincelar mi propio rostro, cortar la hemorragia con cenizas, modelar mis propios dioses desde mis entrañas. Y si ir a casa me es negado entonces tendré que levantarme y reclamar mi espacio, creando una nueva cultura -una cultura mestiza- con mi propia madera, mis propios ladrillos y argamasa y mi propia arquitectura feminista"

Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera. The New Mestiza

En la modernidad, algunas culturas occidentales aprecian la cualidad de la congruencia, para ser de tal o cual forma se deben seguir una serie de patrones asignados como si fueran naturales: los hombres son corporalmente más fuertes, los hombres heterosexuales no gozan del sexo anal, las mujeres tienen ovarios, las lesbianas no disfrutan del sexo, sólo les gusta el romance, las y los transgénero son homosexuales, a las mujeres les desagrada el sadomasoquismo, el paradigma sexual debe ser, por supuesto, straight; la penetración define las prácticas sexuales, la monogamia es la única forma de crear vínculos afectivo-sexuales, los hombres gay son “femeninos“ y destacan en el baile, la música y el cabaret, son alegres; por otro lado, las lesbianas son más afortunadas en círculos académicos y políticos, son fieles, poco agraciadas y aburridas, la bisexualidad no existe, sólo hay una lengua materna, porque, claro, las familias se conforman por miembros heterosexuales que no han migrado; las lenguas deben quedar estables, inamovibles, la mezcla de palabras extranjeras pone en peligro la pureza del lenguaje, se deben cuidar las formas gramaticales, aunque éstas sean entendidas sólo por aquell@s que tienen acceso a la educación, l@s mexican@s hablan español, las latinas son morenas, las rubias son tontas, los judíos son avaros y, podría seguir pero creo que lo anterior basta para decir que los cuerpos se conforman por una serie de patrones culturales que se sostienen a partir de biopolíticas institucionalizadas.

En el recién publicado: Testo Yonqui, Beatriz Preciado afirma que

La sociedad contemporánea está habitada por subjetividades toxicopornográficas: subjetividades que se definen por la sustancia (o sustancias) que dominan sus metabolismos, por las prótesis cibernéticas a través de las que se vuelven agentes, por los tipos de deseos farmacopornográficos que orientan sus acciones. Así, hablaremos de sujetos Prozac, sujetos cannabis, sujetos cocaína, sujetos alcohol, sujetos ritalina, sujetos cortisona, sujetos silicona, sujetos heterovaginales, sujetos doblepenetración, sujetos Viagra, etcétera.[1]

La generación de identidades definidas por la: ropa, lengua, música, grado académico, tipo de perforaciones, tatuajes, estilo de zapatos, maquillaje, tipo de psicotrópicos, etc. produce una serie de dicotomías que no siempre se contraponen, pero que suelen jerarquizar, privilegiar o condenar ciertas características; como consecuencia de lo anterior, algunos grupos que se conformaron desde mediados del siglo pasado han comenzado a cuestionarse la naturaleza misma de las configuraciones identitarias, lo que ponía en evidencia la necesidad de un panorama multicultural en el que la hiperidentidad es utilizada como una herramienta política de visibilización; sin embargo, al paso del tiempo, también se percataron de que la utilización de instrumentos como la hiperidentidad, conlleva un riesgo: la exclusión y gethización. Para los estudios queer, dicho riesgo se elimina en tanto que no se toma como base una identidad fija e inamovible, se parte de la idea de que las identidades: nacionales, sexuales, genéricas, sociales, raciales, fílicas, económicas, geográficas y lingüísticas, están relacionadas con otra serie de factores que son definidos de manera cultural a sujetos pre-identificados.

En el siglo XX, el ultrasonido ha sido utilizado para revelar algunas de las identidades que regirán la vida del embrión: "capacitado" o "discapacitado", sano o enfermo, niño o niña y por ende, masculino o femenina; lo que nos lleva a pensar que la naturaleza de las identidades radica en que la "ciencia moderna" ofrece los elementos necesarios para colocar el carácter de innato a las identidades que mantienen el orden establecido, pretendiendo que: "no hay nada por desvelar en la naturaleza, no hay un secreto escondido"; desde la perspectiva de Preciado, este hecho está relacionado con que:

Vivimos en la hipermodernidad punk: ya no se trata de revelar la verdad oculta de la naturaleza, sino que es necesario explicitar los procesos culturales, políticos, técnicos a través de los cuales el cuerpo como artefacto adquiere estatuto natural. El oncomouse, ratón de laboratorio diseñado biotecnológicamente para ser portador de un gen cancerígeno, se come a Heiddegger. Buffy, la televisual vampira mutante, se come a Simone de Beauvoir. El dildo, paradigma de toda prótesis de teleproducción de placer, se come la polla de Rocco Siffredi. No hay nada que desvelar en el sexo ni en la identidad sexual, no hay ningún secreto escondido. La verdad del sexo no es desvelamiento, es sex design.[2]

Los cuerpos se convierten en depositarios de signos culturales que se transforman a tiempo mediático y que se “dispersan” por el mundo, cambiando y modificándose a través de las diásporas y movimientos migratorios causados por la guerra y el sistema económico imperante. En este contexto de migración, intercambio cultural y fronteras: lingüísticas, genéricas, literarias, geográficas y sexuales, se escribe Borderlands. A finales de los 80´s, Anzaldúa reúne algunas de las identidades que se cruzan en las borders físicas y simbólicas. En el texto de la escritora chicana, la configuración de las identidades está relacionada directamente con la construcción del texto mismo: poesía, narración, cuento, testimonio, ensayo, leyenda, corridos, canciones populares, spanglish, Standard English, Working class and slang English, Standard Spanish, Standard Mexican Spanish, North Mexican Spanish, dialect Chicano Spanish, Tex-Mex, Pachuco y náhuatl. La configuración de la new mestiza va más allá de su cuerpo fronterizo, es algo más que una half and half es la multitud del cuerpo queer.

En Borderlands, Anzaldúa plantea la posibilidad de los cuerpos duales, aquellos que poseen lo femenino y lo masculino en un mismo sujeto, sin embargo, la postura de la escritora chicana no se acerca a la idea de la identidad shemale, por el contrario, el planteamiento le permite cuestionar la imposición de características sexuales a los cuerpos, señalando que:

There is something compelling about being both male and female, about having an entry into both worlds. Contrary to some psychiatric tenets, half and halfs are not suffering from a confusion of sexual identity, or even from a confusion of gender. What we are suffering from is an absolute despot duality that says we are able to be only one or the other. It claims that human nature is limited and cannot evolve into something better. [3]

Anzaldúa utiliza la dualidad de los cuerpos para describir una realidad mucho más cercana a la que descubren los Estudios Queer ya que hace una aguda incisión en el cuerpo de su escritura y la frontera le permite que cohabiten identidades de orden racial, lingüístico, social, económico, geográfico, etc. Así, el discurso de Borderlands nos permite hacer una revisión sobre los miedos a la multiplicidad pero, sobre todo, nos advierte que la condena al cuerpo dual va más allá de una condena mítica y lejana, por el contrario, nos hace conscientes de que, por ejemplo, la cirugía a bebés intersexuales es una práctica común y completamente legal, además de que no es cuestionada la ética de los doctores que la practican (al contrario de lo que pasa en algunos países en los que se realizan abortos legales, cuestionando la ética de los hospitales que cuentan con esta opción). Hoy en día, las cirugías para “definir” el sexo de los instersexuales se disfraza de sanación que les permite a “l@s enferm@s”, llevar una vida “normal”; y la vida normal se entiende, claro, como aquella en la que los cuerpos son de mujeres y hombres heterosexuales, regidos por la monogamia, en la que se cuestiona la cirugía de reasignación de sexo pero cada vez son más comunes las cirugías estéticas que permiten acceder a hombres y mujeres al ideal de belleza que predomina en Occidente. En fin, los códigos de ética están alimentados por las biopolíticas imperantes y el estado define la manera en que sus habitantes deben morir, lo que deben consumir (no podemos olvidar que uno de los grandes temas en la posmodernidad ha sido, sin duda alguna, el culto al cuerpo: comida, ejercicio, hidratación, afeites, cremas, pastillas, vitaminas, acupuntura, masajes, bronceado, antioxidantes, etc.), los organismos, entonces, son regulados por completo: se mide el nivel de glucosa en la sangre, de alcohol, de endorfinas, de testosterona, de estrógenos, de litio, de colesterol, de calcio; se mide: “la inteligencia”, la capacidad de enfermarse de cada individuo, la masa muscular, la velocidad, flexibilidad y resistencia; se mide el tamaño de los senos, de la cadera, del pene, de los músculos, del clítoris, de los pezones, de los labios, de los testículos, se mide: la psicomotricidad fina y gruesa, la capacidad sexual, la cantidad y duración de las erecciones, los orgasmos, los compañeros y las compañeras sexuales, las relaciones sexuales que se tienen por año, mes, semana o día, (eso depende de la suerte que cada quién tenga), se miden la felicidad, la tristeza, el enojo y la frustración, se les nombra: depresión, neurosis, histeria, trauma, etc. se mide todo y se regula, porque el cuerpo debe tener un equilibrio, un equilibrio que va cambiando sus parámetros dependiendo de los mil factores que rigen cada contexto y las corrientes académicas circundantes.

En tanto que la normalización de los cuerpos se ejerce a través de las herramientas ideológicas, políticas y culturales, las identidades que no se encuentran dentro de los parámetros de regulación “eliminan” a los cuerpos diferentes: As a mestiza I have no country, my homeland cast me out; yet all countries are mine because I am every woman’s sister or potential lover. (As a lesbian I have no race, my own people disclaim me; but I am all races because there is the queer of me in all races.)[4] .

Mientras que la regulación y ejecución de biopolíticas y sexopolíticas definen el rumbo de los cuerpos y la ciencia trabaja al servicio de la “normalidad”; los grupos disidentes, abyectos y torcidos, encontraron su propia herramienta ante el silenciamiento: la hiperidentidad. Recordemos que para el siglo pasado, las drag queen y los drag King se posicionaban como una identidad con tintes políticos, que retomaban, en cierta medida, lo que Sontag llamara: la estética camp, con todo y su carga performativa y paródica. En Borderlands, el texto nos sitúa en un cuerpo igualmente político y disidente que confluye en las fronteras y que también adopta diferentes elementos para “vestir-se” y convertir-se en territorio de lucha política, en cuerpo virtual, en cuerpo queer: modificable, operable, cambiante, no sujeto a la normalización, lugar en el que habitan y se desdibujan todas las border lines, “herida abierta”, escritura sangrante y rajada, escritura de fragmentos de identidad, de sexo, escritura sin madre, sin raza, sin cuerpo, escritura de las:

Deslenguadas. Somos los del español deficiente. we are your linguistic nightmare, your linguistic aberration, your lingüística mestizaje, the subject of your burla. Because we speak with tongues of fire we are culturally crucified. Racially, culturally and linguistically somos huérfanos –we speak an orphan tongue.[5]

La multitud queer está compuesta por l@s deselngud@s por aquell@s conscientes del proceso que viven colonizador y conolonizado, por aquellos que reconocen en sí, las diferentes identidades (impuestas o decididas) que le conforman. Gloria Anzaldúa plantea una identidad en la que confluyen todas los “fragmentos” que la componen, la new mestiza es más que fronteriza, la new mestiza es queer y proporciona las bases de un pensamiento que comenzaba a gestarse en algunas universidades de Estados Unidos, Canadá y Europa, a partir de una lectura cruzada de Wittig y de Foucault, a comienzos de los años 80, lo que otorgó una definición de la heterosexualidad como tecnología bio-política destinada a producir cuerpos heteros (straight)[6].

Con la primera edición de Borderlands/La frontera. The New Mestiza, Anzaldúa pone en evidencia una serie de contradicciones que se gestaban en algunos movimientos feministas. La conformación del cuerpo fronterizo permitió a la escritora “convocar al lenguaje” desde la performatividad y el cuestionamiento de la naturalización de identidades que, cada vez más, regulan cada una de las características que las construyen. No obstante, la configuración de la new mestiza es la muestra de una multitud queer que

no tiene que ver con un “tercer sexo” o un “más allá de los géneros”. [por el contrario] Se dedica a la apropiación de las disciplinas, de los saberes/poderes sobre los sexos, a la rearticulación y la reconversión de las tecnologías sexopolíticas concretas de producción de los cuerpos “normales” y “desviados”. A diferencia de las políticas “feministas” u “homosexuales”, la política de la multitud queer no se basa en una identidad natural (hombre/mujer), ni en una definición basada en las prácticas (heterosexuales/homosexuales) sino en una multiplicidad de cuerpos que se alzan contra los regímenes que les construyen como “normales” o “anormales”.

La redimensión del cuerpo a partir de la multiplicidad del mismo aparece como una constante en el texto de Anzaldúa, las voces que hablan a través de su escritura develan trozos de memoria, espacios ocultos, cuerpos adoloridos, cuerpos rechazados que se descubren con las palabras, cuerpos desnudos que se inspeccionan y se horrorizan ante el descubrimiento: She has this fear that she has no names that she has many names that she doesn’t know her names She has this fear that she’s an image that comes and goes clearing and darkening […] She has this fear that she won’t find the way back.

Los precedentes que sentó Anzaldúa sobre la configuración de identidades volátiles y compuestas por multitudes abyectas han abierto la posibilidad de que un sinfín de identidades se hagan presentes en los discursos políticos y culturales; no obstante, la configuración del cuerpo que propone Anzaldúa queda lejos de concentrarse en la inclusión de las identidades a un proceso de normalización, de hecho, es en este punto que Borderlands toca dos de los más importantes vértices del pensamiento queer: la multitud como parte de la configuración de la noción de identidad y la desnaturalización de las identidades; ante procesos como los anteriores, la hiperidentidad perderá su carácter absoluto ya que no son necesarios los instrumentos de visibilización, ni la formación de espacios cerrados y gethos. Sin embargo, Anzaldúa es consciente de su contexto y de los procesos políticos a los que se someten los cuerpos, por ello, a la vez que realiza un trabajo que apunta por la multitud queer también nombra y hace uso de tácticas hiperidentitarias.

A veinte años de la publicación de Borderlands, las discusiones en torno a las personas intersexuales, el cuestionamiento de la regulación de los cuerpos a través de biopolíticas y sexo políticas, comienza a tener eco en países de habla hispana. Con Borderlands, Anzaldúa retoma las discusiones de los estudios postcoloniales y multiculturales en un momento en el que las diásporas, la apertura de la dimensión virtual en los sujetos y la modificación corporal como una opción más para elegir la conformación de identidades comienzan a retomarse; estamos en el momento en que las “minorías” crean multitudes: Mexicanas, migrantes, lesbianas, esposas, punks, tortilleras, chicanas, darks, jotas, hijas, mojad@s, butch, colonizad@s, maricas, torcid@s, traileras, padres, drag queens, despatriadas, transexuales, indígenas, dykes, latinas, cyberbollos, femmes, lobos, locas, drag kings, madres, desviad@s, gays, americanas, marimachas, wet backs, vestidas, deslenguadas, transgéneros y una lista más que sólo aumentaría las numeraciones de este texto; por lo pronto, observemos cómo se conformarán las multitudes, cómo se desnaturalizarán o tomarán los caminos de las biopolíticas imperantes. Habrá que esperar para ver el rumbo que toman cada una de las identidades, habrá que ver el impacto que los estudios queer tendrán sobre sus propias multitudes, por el momento, dejemos que la propia Anzaldúa nos reitere el cuestionamiento: ¿Qué soy? Una lesbiana feminista tercermundista inclinada al marxismo y al misticismo. Me fragmentarán y a cada pequeño pedazo le pondrán una etiqueta.[7]


[2] Beatriz Preciado, op. cit.

[3] Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera. The New Mestiza, 2º ed., Aunt Lute Books, 1999, San Francisco. p. 41

[4] Anzaldúa, op. cit., p. 42

[5] Anzaldúa op.cit., p.80

[6] Beatriz Preciado, Multitudes queer. Notas para una política de los "anormales"”, Revista Multitudes. Nº 12. París, 2003, http://multitudes.samizdat.net/rubrique.php3?id_rubrique=141 (22 de marzo de 2008)

[7] Gloria Anzaldúa, “La Prieta”, Debate Feminista, México, Racismo y mestizaje, vol. 24, Año 12, octubre 2001.

Cruces en la frontera

L@s cruces en la frontera son así: ambigu@s, desibujad@s y son, en sí mism@s: confus@s. Las cruces de la frontera señalan muerte y vida/ Los cruces también son de lengua, personas, cultura... l@s cruces.

Living language: la propuesta lingüística de Gloria Anzaldúa. (CONTINUACIÓN)

Chicanos did not know we were a people until 1965 when Cesar Chavez and the farmworkers united and I am Joaquín was published and la Raza Unida party was formed in Texas. With that recognition, we became a distinct people. Something momentous happened to the Chicano soul –we became aware of our reality and acquired a name and a language (Chicano Spanish) that reflected that reality. [1]

La escritura es un acto vivo que abre las posibilidades por la acción misma que representa; de hecho, como observamos en la cita anterior, Anzaldúa reconoce el papel de la escritura como una forma de conservar el registro y, por lo tanto, su capacidad de otorgar existencia; la escritura es, entonces, expresión y acto cambiante. El binomio: expresión-acción, nos lleva de vuelta a los actos de habla que tienen, además, una peculiaridad en cuanto a la verificación del hecho: se requiere del contexto; para observar lo anterior se ejemplificará un enunciado perlocutivo: “Lamento no haber llegado a la cita”, en principio no sabemos si el enunciado es verdadero o falso (con respecto a su correspondencia con la realidad) lo que sí podemos reconocer es la capacidad lingüística del acto locutivo (emisión del sonido) y la capacidad ilocutiva: al emitir el enunciado también realizamos un acción que, en este caso, se trata de una lamentación; de cualquier forma, aunque se tratara de un enunciado verdadero o falso (para ello quizás habría que apelar al acto perlocutivo) lo que se está realizando es una representación, una especie de actuación a la que se hará referencia en cuanto el hablante requiera de ese elemento en una ocasión (contexto) similar; Anzaldúa ejemplifica muy bien lo anterior colocando los elementos lingüísticos a un contexto chicano que reformula el pensamiento mítico y las estructuras ideológicas que en el habitan: When invoked in rite, the object/event is “present”; that is, enacted,” it is both a physical thing and the power that infuses it. It is metaphysical in that it “spins its energies between gods and humans” and its task is to move gods.[…] I’m not sure what it is when it is not in a rest (not in performance). It may or may not be a “work” then. A mask may only have the power of presence during a ritual dance and the rest of the time it may merely be a “thing”. Some works exist forever invoke, always in performance.[2] La capacidad cambiante del acto performativo no siempre se lleva a cabo; dentro de las múltiples opciones verificativas que se tienen pueden elegirse sólo algunas, en estos casos, el lenguaje empieza a ser referencial y directo, versión única del registro; como ya se ha visto, la similitud entre los actos de habla y la propuesta sobre la idea de escritura que presenta Gloria Anzaldúa en Borderlands va más allá del mecanismo bajo el que operan estas dos acciones, también coinciden en que dentro de la multiplicidad de actos que tienen para verificarse suele ocurrir la repetición constante de elementos que al paso del tiempo se “naturalizan” y adquieren una capacidad inamovible, de manera que: “los actos de habla no proceden de una aséptica descripción de los hechos sino de una imposición de prejuicios éticos, una afán de normalización (…)”[3] Este afán de normalización es del que también escapa Anzaldúa con la propuesta de escritura que presenta: uso de múltiples géneros literarios, multiplicidad de registros lingüísticos, uso de diferentes lenguas y, por supuesto, el uso del espanglish como lengua nueva y movible que permite, a su vez, guardar al interior de su estructura, las diferentes lenguas, las lenguas de la diáspora.

[1] Anzaldúa, p. 85 [2] Borderlands, p. [3] Jesús Navarro, “Promesas deconstruidas. Austin, Derrida, Searle”, Departamento de Metafísica y Corrientes Actuales de la Filosofía, Ética y Filosofía Política, Universidad de Servilla, http://www.personal.us.es/jnr/publicaciones/JNavarro_PDADS.PDF