La propuesta de Gloria Anzaldúa de reunir en un libro sus ideas sobre el queer está relacionado con su propuesta de escritura: Borderlands es el espacio del caos: a ratos ensayístico, a ratos poético, narrativo y testimonial, es un texto sin definición de género: no es una novela, no es un libro de poesía, tampoco es un libro académico: es todas y ninguna desde el momento en que decide utilizar como epígrafe del mismo una canción de los Tigres del Norte: cantores de pueblo, de la frontera, del desarraigo. La estructura del libro obedece a las prácticas ancestrales de generación de la palabra. Antes de la conquista, en el antiguo México, no existía una separación entre lo artístico y lo funcional, ni entre lo sagrado y lo secular: el arte era una práctica de la vida diaria . El Xochicuahuitl, el Árbol Florido, Tree-in-flower era el lugar alrededor del cual los antiguos poetas se sentaban a decir la poesía, a decir la palabra:
“La habilidad de la historia (prosa y poesía) de transformar al que cuenta la historia y al que escucha en algo o alguien es shamanística. El escritor, como el que cambia la forma, es un nahual, un shaman.”Y el texto, como los cuerpos, se compone de capas: carne, huesos, piel, ropa, bigote, lentes, un mosaico performativo: “este libro que casi termino parece un ensamblaje, un montaje, un conjunto de adornos con varios leitmotifs y con un núcleo central, a veces apareciendo, a veces desapareciendo en un baile de locura” Para Gloria Anzaldúa, sus historias son “actos encapsulados en el tiempo”, la relación shamanística entre los participantes de la palabra (quien la dice y quien la recibe) se convierte en una suerte de performance que mantiene a la poesía, a los cuerpos y a las identidades en un abyssos. justo como la tensión entre los géneros literarios de Borderlands. Esta retórica del abismo como performance se pronuncia por una política del recuerdo. De ahí la importancia de que Anzaldúa dedique una buena parte de su libro a mostrar los hilos que conforman el tejido de la New Mestiza: el recuerdo de Coatlicue (la madre de Huitzilopochtli –el sol y la guerra- y de todos los dioses, diosa migrante pues viene de Aztlán y de ella nace todo lo vegetal; a la vez, como la tierra es un monstruo insaciable que devora todo lo viviente: los cuerpos, las palabras. En la representación, Coatlicue está decapitada, de su vientre sale Huitzilopochtli para vengar a su madre asesinada por sus hermanos, en la piedra, esta imagen se conserva al infinito mientras las garras de serpiente de Coatlicue se tragan todo a su paso, aún a las leyes naturales, y a los astros: los espacios comprendidos (terrestres) y los incomprendidos (celestes). El Nepantla es el concepto que Gloria Anzaldúa estructura en su teoría de la frontera: el Nepantla es un lugar entre dos lugares, el paso de un estado al otro, el lugar del “no lugar”, el lugar que deja Coatlicue después de devorar todo lo existente. La palabra Nepantla (del nahuatl) comenzó a usarse después de la conquista para describir la condición del que estaba atrapado entre dos culturas, además encarna un lugar a la mitad del camino, donde no es un lado ni el otro: “el punto medio entre el consciente y el inconsciente, el lugar donde las transformaciones son ejecutadas” , además, el Nepantla es
“un estado intermedio, ese terreno incierto que uno cruza al mudarse de un lugar a otro, al cambiar de clase, raza o condición sexual, al pasar de una identidad a otra nueva. El inmigrante mexicano, al momento de cruzar el alambrado al “paraíso” hostil del norte, Estados Unidos, se ve atrapado en un nepantla”.De principio a fin, Borderlands, como objeto físico y como abismo donde confluyen las identidades periféricas, es un Nepantla. En los antiguos códices, la tinta con la que éstos eran escritos era parte la palabra misma, era un participante del ritual que animaba la poesía y la suspendida en el aire: en el Nepantla; por eso en Borderlands, Gloria Anzaldúa describe su propio proceso como escritora: “Tengo que luchar para desconectar o escapar de mi historia animada. Fuera de cuadro, soy un director de cine, un guionista, un operador de cámara. Dentro de cuadro soy los actores –masculino y femenino-, soy el desierto, la arena, la montaña, soy un perro, soy un mosquito.” La escritora, entonces, se vuelve nahual, adquiere la capacidad de cambiar de forma, de participar en el acto de la escritura pero también de ser el acto de escritura, de cambiar su cuerpo y su lengua en objetos, animales, palabras, naturaleza. Este “tercer lugar de enunciación” , implica la desterritoralización del cuerpo, la posibilidad de convertirlo en cualquier cosa. El crítico argentino Walter Mignolo, quien por cierto creó la revista Nepantla, retoma el concepto expuesto por Anzaldúa y propone que
“Nepantla […] vincula lo geo-histórico con lo epistémico y con lo subjetivo, el conocimiento con la etnicidad, la sexualidad y el género con la nacionalidad dentro de relaciones de poder”. Si para la escritora chicana el nepantla es una suerte de rito de paso en su fase liminal, dentro del cual las identidades sufren una transformación, para Mignolo se trata de un entramado epistemológico que vincula conceptos aparentemente disímiles en el marco de relaciones desiguales de poder. No se trata de un saber estático, sino de una epistemología actuante (enactive), que se diferencia de la epistemología denotativa en tanto que enfatiza procesos performativos y de transformación. Según sostiene Mignolo, el saber fronterizo posibilita un espacio de enunciación subalterno desde el cual “el imaginario del sistema mundial moderno se quiebra”.Por eso la insistencia en las luchas compartidas alrededor del mundo, en cada Nepantla, en cada rincón de subalternidad. Gloria Anzaldúa ve su escritura como un acto vivo, un acto que da vida; le gustaba pensar en sus historias como performances y no como objetos muertos
Cuando escribo se siente como si calara en los huesos. Se siente como si estuviera creando mi propio rostro, mi propio corazón –un concepto nahuatl. Mi alma se hace a sí misma a través del acto creativo. Se rehace constantemente y da nacimiento a sí misma a través de mi cuerpo. Así es este aprendizaje de vivir con la Coatlicue que transforma el vivir en Borderlands de una pesadilla a una experiencia numinosa. Es siempre una forma/estado de algo más.La Coatlicue, La Malinche, Guadalupe, son los mitos fundacionales de la New Mestiza, con particularidades de la historia mexicana pero capaces de crear una figura idéntica en cualquier región del mundo. El Nepantla, como el lugar de los anormales, tiene la facultad de crearse en todas partes con sus propias circunstancias históricas. El poscolonialismo implicó una conciencia de la situación colonizado/colonizador, una conciencia de los saberes ancestrales que los conforman, por eso en Borderlands confluye el tlilli- tlapalli, la tinta negra y roja de los códices que se integra a las imágenes, las dota de vida, las hace actuar y es uno sólo elemento con ellas: actúa, performa. The Coatlicue State implica un cruce político y espiritual cuyo eje motor es la conciencia, cuando la Nueva Mestiza emerge de Coatlicue, está lista para encabezar luchas políticas y lograr cambios sociales, para despojarse de su cuerpo y acceder a un espacio queer donde las identidades no son estables, son cuestionables.
“Como mestiza, no tengo país, my propia tierra me expulsó; todos los países son míos porque soy cada hermana o amante potencial. (As a lesbian I have no race, my propia gente renuncia a mí, pero yo soy todas las razas porque está lo queer de mí en todas las razas)”
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