Me estaba acordando de la noche en que perdí la cabeza… era el sueño de Salome o alguna historia parecida, el beso no había aparecido pero la cabeza estaba lista, en su respectiva bandeja. Las togas griegas le recordaron el día en que el salón de pilares se había desmembrado en las partes que ahora la componen. Se retuercen los pensamientos como los trazos que las columnas debieron tener… ¡desmembrada!… el grito siempre te había parecido la peor parte de la escena… Algo más había cambiado, ya no sabías como esconder y alargar las palabras… habías perdido la noción del tiempo… quizás la marihuana y algunas designer drugs ayudaban al proceso… Las palabras aparecían como ideas claras, como pensamientos directos que impedían el paso oportuno de las mentiras. El día 1 utilizabas las prótesis rojas, decían que era la mejor manera de centrarse en el brillo de tus ojos… ese brillo que a veces resultaba molesto por inoportuno y, creado, en realidad, por tu very frequent habit: mota y toques pequeños de disparadores de la frecuencia y nivel del “viaje” que necesitaras en el momento. A veces, con un período de risa, de nervios o de falta de control sobre la situación, aparecía la endorfina y hacía su trabajo en tu cuerpo… el brillo en tus ojos era diferente, siempre enamorad@: la droga permanecía en tu cuerpo y te gustaba jugar a reactivarla, como los dispositivos y las prótesis que habías comenzado a utilizar y que siempre se veían a través de tus ojos. Con un terrible choque de whisky en mi paladar sentía el hueco de tu presencia entre el abrazo de la mañana y la sesión de café interminable… después, el trabajo. Esa mañana habías utilizado una de tus prótesis favoritas: sentías pasar las distancias, sentías las texturas de la tela que cuelgas entre tus territorios… cuello, piernas, cadera, manos, manos, cuello, manos, nuca, pecho… Pezón de incienso, pezón guanábana, pezón de chicozapote, pezón de fresa, pezón de herida, pezón que se deshace en mi lengua, tercer pezón que horroriza… lo sustituyes por un abrazo… te arrepientes y me recuerdas el alto de los semáforos…. Para el día 4 habías elegido la prótesis morada, sin las gotas amarillas que se desparramaban como el gliter de la prótesis rosa (quizá tu favorita). El morado escondía cada minuto que pasaba observando… sabía el tejido de tus manos y me gustaba el dibujo de tu cuello. A veces veía el momento en que la cabeza se quebraba en mil partes, estabas en otros lugares y podía ver de cerca tus fragmentos… Aprecio tu lejanía porque me permite hacer un zoom en partes: rodillas, cuello, manos, cuello, manos, muslos, espalda, cuello, manos… me interrumpes…. No me mires… me interrumpes…. cabello, nuca, omóplatos, tus manos tejiendo tus oídos, cabello, cadera, cuello, pecho… ahí me detengo… no debería hacerlo… me sacaron de tu escote… regreso a tus piernas… las frotas… no sé si de frío o sólo por una manía inconsciente que podrías explicar si te dieras cuenta… lo evitas… su mano en tu pierna me detiene… avanzo… me escondo… cuello, manos, oídos… tus ojos… me retracto… regreso… me voy… cuello, manos, pecho… no me atrevo… tu cuello… tus manos.. has puesto tus manos en el cuello… respiras… te dejas aliviar… La prótesis roja (la que usas en el día 1) también te permite arriesgarte, se complementa con una de tus prótesis favoritas, porque también te permite el movimiento… te apoyas en ella desde el día en que te descubriste inválida… te falta ese punto en el que la gente se apoya… desmembrada… no te atreves…desmembrada… has descubierto que la pérdida inició hace mucho y la prótesis te ayudó sólo para simular el comportamiento… aún no te puedes mover… no te atreves… cuello, manos, espalda, cabello… mírame… quizás no te has dado cuenta… inválida… aún con la prótesis, intento utilizar otras: pruebo con todas, las utilizo al mismo tiempo: con glitter, de metal frío, algunas amables, algunas plásticas y claramente artificiales… simulaciones… alargadas, curvas, prótesis enormes … quizá demasiado… simulaciones, cabello, nuca, piernas… me detengo… no entiendo… por un segundo, toco las prótesis, las vuelvo a utilizar, sigo inválida… desmembrada… intentas con la prótesis rosa, la ajustas, te acercas de apoco … cambio la prótesis, cambio su función… doy un paso… me detengo, la prótesis se ha movido… la toco ¿te gusta?... me detengo… tu duda me asusta… me detiene… (… …) dos pasos… piernas, cadera, nuca, cabello, pecho, lo intento, juego, pero esta vez deseo que me mires… un paso más… me atrevo y la adrenalina dispara las designer drugs, sigo en ese paso, no me has visto, lo alargo, intento hacer que te des cuenta, no puedo… retrocedo… soy inválida… desmembrada… tocaré la prótesis e intentaré que esta vez, sea un poco menos dolorosa.
Saber de peces
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Un amigo me recordó la poesía de Nazim Hikmet y al releerla (me) nació este
poemita dominguero. Y de pronto también se me ocurrió retomar el blog.
*Saber ...
Hace 5 años