Las mujeres, como transmisoras de los paradigmas culturales en la educación de sus hijas propagan, para Anzaldúa, la tradición del silencio que no sólo consiste en la prohibición de expresar o de decir, también en la capacidad para nombrarse a sí mismas. Gloria Anzaldúa recuerda, en ese sentido, la primera vez que escuchó la palabra “nosotras”:
The first time I heard two women, a Puerto Rican and a Cuban, say the Word “nosotras,” I was shocked. I had not known the Word existed. Chicanas use nosotros whether we’re male or female. We are robbed of our female being by the masculine plural. Language is a male discourse. […] Even our own people, other Spanish speakers nos quieren poner candados en la boca. They would hold us back with their bag of reglas de academia.[1]
Alzaldúa reconoce entonces a la lengua como fenómeno en constante movimiento: la lengua, igual que las identidades, no es estática ni se define a partir de una sola persona, de ahí que la autora plantee que el rigor de la academia deja fuera de sus puertas a expresiones periféricas de la lengua como el Espanglish, que ha sido considerado como un español deficiente[2]. El espanglish como lengua fronteriza, como lengua que no es ni español ni inglés sino ambos, no tiene cabida en los círculos académicos preocupados por definir la manera correcta de hablar y de escribir; como respuesta, Borderlands / la Frontera plantea la necesidad de configurar una nueva lengua que logre identificar realidades distintas. La creación de una identidad colectiva a partir del Chicano spanish como lengua que se ha desarrollado naturalmente mediante la “evolución, enriquecimiento de palabras nuevas por invención o adopción”[3] responde a dicha necesidad. Las lenguas periféricas[4], en ese sentido, buscarían crear una nueva identidad colectiva para todos sus hablantes a partir del “conjunto de creencias compartidas por una sociedad que implican una visión de sí misma como ‘nosotros’, es decir, una autorepresentación de ‘nosotros mismos’ como estos y no otros.”[5]
El carácter transmisible de las leyes que dictan el ser y el decir de las mujeres es vivido en carne propia por Gloria Anzaldúa y expuesto en Borderlands mediante la narración de su propia vida. Cuenta la voz narrativa que a diferentes edades (“seven, eight, nine, fifteen, sixteen years old”) se escondía de su madre bajo las sábanas a leer historias; su hermana no la delataría a menos que compartiera las historias con ella. Fue a partir de la prohibición de la madre como Gloria Anzaldúa pensó en poner las historias en papel[6].
[1] Ibid, p. 76.
[2] Ibid., p. 77.
[3] Idem.
[4] Anzaldúa da cuenta de algunas de las lenguas que hablan los chicanos y que están en contacto y en constante préstamo e intercambio: 1. Standard English, 2. Working class and slang English, 3. Standard Spanish, 4. Standard Mexican Spanish, 5. North Mexican Spanish dialect, 6. Chicano Spanish (Texas, New Mexico, Arizona and California have regional variations), 7. Tex-mex y 8. Pachuco.
[5] Daniel H. Cabrera, “Imaginario social, comunicación e identidad colectiva”, en Forum Barcelona 2004, El diálogo. Comunicación y diversidad cultural, Institut de la Comunicació (InCom) de la Universitat Autònoma de Barcelona http://www.portalcomunicacion.com/dialeg/paper/pdf/143_cabrera.pdf, 20 de noviembre de 2007.
[6] Gloria Anzaldúa, op.cit., p. 87.
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