Tras la prohibición de hablar español y otras lenguas fronterizas en el sur de los Estados Unidos, Gloria Anzaldúa narra, mediante una cantidad importante de ejemplos, como es que en su vida esta prohibición ha tenido serias consecuencias. El acto de recordar, en ese sentido, contribuye a reconocer las características de lo que la autora llama “la tradición del silencio”: “I remember being caught Spanish at recess […]. I Remember being sent to the corner of the classroom for ‘talking back’ to the Anglo teacher when all I was trying to do was tell her how to pronounce my name.”[1] Para Anzaldúa, el recuerdo se vuelve indispensable para identificar las condiciones de segregación pero también para utilizar estos mismos instrumentos en contra como constructores de un pasado que funde la nueva identidad mestiza. La autora recuerda, entonces, como en Pan American University, todos los estudiantes chicanos fueron enviados a tomar un curso para desaparecer el acento hispano en su pronunciación del inglés: “El anglo, con cara de inocente nos arrancó la lengua.”[2]
El señalamiento, la segregación, la discriminación a partir de hablar una lengua distinta, coloca a los angloparlantes como los propagadores de la tradición del silencio que pesa sobre los chicanos, en embargo, Gloria Anzaldúa también da cuenta de la propia discriminación que se ejerce al interior del propio grupo y como esta imposición del silencio también está fuertemente cimentada en la cultura y la tradición hispana. Gloria Anzaldúa recupera la oralidad de la lengua a partir del análisis de algunos dichos y refranes mexicanos como “En boca cerrada no entran moscas” para hacer un reconocimiento de cómo la sentencia de silencio pesa más sobre las mujeres que en los hombres. Es así como la autora reconoce que los adjetivos “Hocicona, repelosa, chismosa”[3], etc., son vistos en las mujeres como “sings of being mal criada.”[4] La buena educación que las niñas mexicanas y chicanas deben recibir se traduce en permanecer calladas y obedientes. De Ahí que Gloria Anzaldúa reconozca que la cultura está hecha por quienes ostentan el poder: “Males make the rules and laws; women transmit them.”[5]
[1] Borderlands, p. 75.
[2] Ibid, p. 76.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Ibid., p. 38.
Saber de peces
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Un amigo me recordó la poesía de Nazim Hikmet y al releerla (me) nació este
poemita dominguero. Y de pronto también se me ocurrió retomar el blog.
*Saber ...
Hace 5 años
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