Cqueer border

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Cqueer es un broadcast sobre el cuerpo, sus políticas y economías

Apuntes sobre teoría queer

Tras la afirmación de Monique Wittig “las lesbianas no son mujeres”, la feminista francesa establece una distinción sustancial entre el código heterosexual y el homosexual en cuanto al uso de los términos nominativos. Para Wittig la mente hetero –el conglomerado de posturas ideológicas y científicas que dictaminan el ser y el hacer de los cuerpos- constituye una relación dominante en lo político, social, económico, biológico y sexual que sólo puede modificarse por la transformación política de los conceptos y los nombres que, mediante la dicotomía hombre/mujer, constituyen el sistema heterosexual de pensamiento.
Judith Butler, hacia los años noventa, redefinirá la relación sexo/género como una relación performativa. Sin embargo, fue desde los años sesenta cuando comenzó a utilizarse el término camp para referir a la “teatralización hiperbólica de la feminidad”.[1] En 1964 la teórica nortemericana Susan Sontag daría una nueva connotación al término para dirigirlo hacia el gusto por lo antinatural, lo artificioso y exagerado[2].
Con la aparición de How to do things with words en 1962, Austin plantea, mediante la teoría de los actos de habla, la diferencia entre los actos constatativos (aquellos enunciados que describen la realidad) y los actos performativos (aquellos enunciados que producen la realidad que describen). A partir de esta división, Austin concluye que al emitir un enunciado se realiza al mismo tiempo acciones o “cosas” por medio de las palabras pronunciadas.
De ahí que el concepto de performatividad en teóricas como Butler y Teresa de Lauretis, no pude ser entendido sin los trabajos sobre performatividad lingüística formulados por Austin y replanteados posteriormente por Jaques Derrida. A partir de la teoría de los actos de habla, la performatividad del lenguaje es visa como un dispositivo de poder social y político. La identidad de género, entonces, no será tomada en cuenta como algo inherente a los seres humanos sino como “el efecto preformativo de una invocación de una serie de convenciones de feminidad y masculinidad”.[3]
Los Diaspora studies conceptualizan, a finales del siglo XX, la dispersión de poblaciones y culturas a través de diferentes espacios geográficos, poniendo especial atención en los fenómenos de migración, desplazamiento, identidad, comunidad, movimientos globales y memoria. El proceso de conformación de este último aspecto cobró relevancia en los estudios de la Diáspora y el feminismo, trabajando interdisciplinariamente con los estudios sobre el trasnacionalismo, la globalización, los estudios poscoloniales y el seguimiento de las teorías queer. La Diáspora teoriza el espacio discursivo y semiótico introduciendo los siguientes temas estudiados por las academias: “identification and affiliation, homing desire, and homeland nostalgia, exile and displacement, the reinvention of cultural traditions, and the construction of hybrid identities”[4]. Por otra parte, la Diáspora se cimienta en la especificidad histórica y cultural heterogénea y diferenciada por condiciones de género, clase, orientación sexual, diferencias generacionales, experiencias históricas y condiciones geográficas.
[1] Esta teatralización hiperbólica encuentra un perfecto objeto de estudio en las manifestaciones de las drag queens y los drag kings, que satirizan el comportamiento de género anteponiendo un fin político, a diferencia del kitsch.
[2] “Estéticas camp: performances pop y subculturas ‘butch-fem’. ¿Repetición y trasgresión de géneros?” En http://www.sindominio.net/karakola/retoricas/camp.htm
[3] Ibid.
[4] Hua, Anh. “Diaspora and cultural memory”, en Diaspora, memory, and identity: a search for home. Edited by Vijay Agnew, University of Toronto Press, Toronto, 2005, pp. 191-208.

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La tradición del silencio

Tras la prohibición de hablar español y otras lenguas fronterizas en el sur de los Estados Unidos, Gloria Anzaldúa narra, mediante una cantidad importante de ejemplos, como es que en su vida esta prohibición ha tenido serias consecuencias. El acto de recordar, en ese sentido, contribuye a reconocer las características de lo que la autora llama “la tradición del silencio”: “I remember being caught Spanish at recess […]. I Remember being sent to the corner of the classroom for ‘talking back’ to the Anglo teacher when all I was trying to do was tell her how to pronounce my name.”[1] Para Anzaldúa, el recuerdo se vuelve indispensable para identificar las condiciones de segregación pero también para utilizar estos mismos instrumentos en contra como constructores de un pasado que funde la nueva identidad mestiza. La autora recuerda, entonces, como en Pan American University, todos los estudiantes chicanos fueron enviados a tomar un curso para desaparecer el acento hispano en su pronunciación del inglés: “El anglo, con cara de inocente nos arrancó la lengua.”[2] El señalamiento, la segregación, la discriminación a partir de hablar una lengua distinta, coloca a los angloparlantes como los propagadores de la tradición del silencio que pesa sobre los chicanos, en embargo, Gloria Anzaldúa también da cuenta de la propia discriminación que se ejerce al interior del propio grupo y como esta imposición del silencio también está fuertemente cimentada en la cultura y la tradición hispana. Gloria Anzaldúa recupera la oralidad de la lengua a partir del análisis de algunos dichos y refranes mexicanos como “En boca cerrada no entran moscas” para hacer un reconocimiento de cómo la sentencia de silencio pesa más sobre las mujeres que en los hombres. Es así como la autora reconoce que los adjetivos “Hocicona, repelosa, chismosa”[3], etc., son vistos en las mujeres como “sings of being mal criada.”[4] La buena educación que las niñas mexicanas y chicanas deben recibir se traduce en permanecer calladas y obedientes. De Ahí que Gloria Anzaldúa reconozca que la cultura está hecha por quienes ostentan el poder: “Males make the rules and laws; women transmit them.”[5] [1] Borderlands, p. 75. [2] Ibid, p. 76. [3] Ibidem. [4] Ibidem. [5] Ibid., p. 38.

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